8 mar 2015

El miedo ...



¿Quien no tiene miedo a algo?

El tercer cerdito y el lobo


"Zeus, el más listo de los tres cerditos, vivía con sus dos hermanos en Orwell. Orwell era una aldea donde vivían la mayoría de animales de granja. 

No eran buenos tiempos. El miedo y el terror en Orwell iba en aumento por culpa de Fobos, el lobo feroz. 

Zeus era arquitecto y dominaba las técnicas de construcción. Acababa de construirse una casa de ladrillos al oeste de la aldea. 



Un día Zeus se enteró que Fobos había tirado abajo de un soplido la casa de paja de su hermano Eros, el cerdito bonachón que quería a todo el mundo. Y no sólo eso, se lo había zampado en un santiamén. 

A Zeus le entró el pánico, de tal manera que ni siquiera pudo cruzar la calle y decirle a su hermano Apolo, el guapo de los tres cerditos, que abandonase su casa de madera y viniese a vivir a su casa de ladrillos que era más segura. 

Zeus tapó con ladrillos las ventanas de su casa, cerró con doble anclaje la puerta y se acurrucó temeroso en una de las esquinas más alejadas de la entrada. 

Al cabo de unos días, le llamaron por teléfono informándole que su hermano Apolo había sido asesinado por Fobos, el lobo feroz. De dos fuertes soplidos había derribado la casa de madera de su hermano y se lo había comido. 

Zeus empezó a temblar y la cola, antes retorcida, se le puso tiesa. 

Al día siguiente, picaron a la puerta. Toc-toc, toc-toc. 

     -¿Quién es? - preguntó con voz temblorosa el cerdito listo.

     - Soy Fobos, el lobo. ¡Abre la puerta!

     - ¡Ni hablar! Que comerme querrás - contestó Zeus

     - Abre la puerta o soplaré y soplaré y tu casa derribaré - gritó el lobo. 

Zeus volvió al rincón de la casa donde había estado desde el día anterior y se quedó allí petrificado de miedo. 

Se oyeron unos soplidos fortísimos y al cabo del tiempo, sólo silencio.



Pasaron dos semanas y Zeus no se atrevía a salir de la casa. Su novia le llamó por teléfono y no logró convencerlo de que saliese. 

Pasaron 2 meses y ni sus amigos ni parientes lograron hacerle entrar en razón para que saliese. Fueron a buscarlo a casa pero el no abría la puerta no fuese que Fobos estuviese imitando sus voces. Y hasta desconectó el teléfono para no hablar con nadie. Su miedo al lobo iba creciendo y creciendo. 

Reforzó la casa todavía más con ladrillos que tenía en el sótano y el muro se fue haciendo más grueso, comiéndole espacio a las habitaciones. Esto le dio cierta seguridad momentánea pero al pasar 6 meses sin salir, se fue sintiendo más sólo y aislado de la comunidad y hasta de él mismo. 

Se había dejado, no se aseaba y olía mal. Había entrado en una profunda depresión y se había ido encerrando en sí mismo. 

Hasta que un día se despertó con la idea que su fortaleza de ladrillos se había convertido en una prisión.Se dió cuenta que lo que tenía que hacer era enfrentarse a su miedo al lobo. 

La preocupación continua y la soledad se habían convertido en algo peor que enfrentarse a sus miedos

Así que se puso a derribar su prisión ladrillo a ladrillo, abrió los anclajes de la puerta y salió al exterior. 

Se quedó mirando su aldea y observó que habían más casas. Orwell había prosperado y las calles estaban asfaltadas. Vió a sus amigos y vecinos que llenos de alegría le abrazaron. Le contaron que Fobos había muerto meses atrás de triquinosis por comer tanto cerdo crudo.  

Se había pasado semanas y meses encerrado en su prisión cuando su miedo ya no existía

El sábado siguiente invitó a su novia y a sus amigos a una fiesta en su casa de ladrillos. Cuando estaban brindando con champán alguien llamó a la puerta. Toc-toc, toc-toc. Y oyeron unos fuertes soplidos, los cuáles le parecieron muy familiares a Zeus. 

Cogieron unos bates de béisbol y un tirachinas y se dirijieron todos a la puerta dispuestos a combatir al lobo feroz. 

Cuando abrieron la puerta se encontraron con una loba con cara amistosa que soplaba y respiraba dificultosamente.  

    - ¿Quién eres tú? - dijo el cerdito listo. ¿Qué quieres de nosotros? 

   - Hola. Soy Virginia, la hija de Fobos, el lobo feroz. Perdonad si os he asustado con mis soplidos. Es que tengo asma y a veces necesito aspirar con esta bolsa de papel y luego soplar para encontrarme mejor - dijo la loba con una sonrisa sincera y amable. 

Pasaron unos segundos de silencio y Virginia tomó la iniciativa: 

   - Veréis. Estoy yendo de casa en casa vendiendo un lote de verduras ecológicas de mi huerto a un precio muy económico. 

    - ¿Nos quieres comer? 

    - No, no. ¡Ni pensarlo! Yo soy vegetariana. Tengo que cuidarme pues mi salud no es muy buena. Y qué mejor que comer unas buenas verduras de huerta. 

Zeus, el cerdito inteligente, miró a su novia y a sus amigos y todos a la vez empezaron a reírse a carcajadas. Porque después de todo, ¿quién teme a Virginia Wolf?" 



¿Qué miedos te están impidiendo conseguir tus sueños?
¿Qué vas a hacer para afrontarlos?

Feliz día y besitos de chocolate.

Bel


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