25 sept 2014

Juzgamos muchas veces sin motivo


EL PAQUETE DE GALLETAS


Había una vez una señora que estaba esperando el tren en la estación. Como llevaba

retraso, se compró una revista, una botella de agua y un paquete de galletas y se sentó 

en un banco. Mientras ojeaba la revista, un joven se sentó a su lado y empezó a leer 

el periódico. De pronto, sin decir una sola palabra, el hombre estiró la mano, cogió el 

paquete de galletas, lo abrió y se comió una. La señora se molestó un poco, así que, con 

un gesto exagerado, sacó una galleta del paquete y se la comió mirándolo fijamente. 

Como respuesta, el hombre cogió otra galleta y, mirando a la mujer sonriendo, se la 

llevó a la boca. El diálogo de miradas y sonrisas continuó entre galleta y galleta, y la 

mujer cada vez estaba más enojada. 



Al final, cuando sólo quedaba una, el joven la partió 

en dos y, con un gesto amable, le ofreció la mitad a su compañera de banco. La señora 

la cogió, se levantó furiosa y subió al tren que acababa de llegar. De pronto, sintió la 

boca reseca por el disgusto. Abrió su bolso para sacar la botella de agua y se quedó 

estupefacta cuando vio que su paquete de galletas estaba allí intacto. 

¡Cuántas veces la desconfianza hace que juzguemos arbitrariamente a las personas y las 


situaciones encasillándolas en ideas preconcebidas alejadas de la realidad!

Feliz día

Besitos de chocolate

Bel

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